FORTALECIMIENTO DE HÁBITOS Y RUTINAS
LA IMPORTANCIA DE LOS
HÁBITOS Y LAS RUTINAS PARA LOS NIÑOS:
Los niños necesitan seguir una rutina
para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente. Esta rutina establece horarios,
pero además Los hábitos repetitivos ayudan a construir un equilibrio emocional,
que les proporciona un mecanismo importantísimo para su educación y para la
construcción de su personalidad.
La repetición de los actos cotidianos
forman hábitos y la repetición de hábitos forman virtudes
BENEFICIOS DE LOS HÁBITOS Y RUTINAS EN LOS
NIÑOS:
1. Para que un niño se sienta seguro tiene que
adquirir hábitos.
2. Los niños
no conocen el orden de las cosas cuando nacen, por lo que los adultos debemos
enseñarles a organizar su vida mediante horarios estables asociados a rutinas,
es decir, a través de actividades que se hacen todos los días de la misma
manera.
3. Se repiten rituales que ayudan a que el niño vaya asimilando un
esquema interno que convierte su mundo en un lugar predecible y, por lo tanto,
seguro.
4. La alimentación, sueño e higiene son los primeros hábitos que tienen
que aprender los niños. "La rutina diaria es para los niños lo que las
paredes son para una casa, les da fronteras y dimensión a la vida. La rutina da
una sensación de seguridad. La rutina establecida da un sentido de orden del
cual nace la libertad.
¿QUÉ SON LOS HÁBITOS Y LAS RUTINAS PARA LOS
NIÑOS?
- LA RUTINA es una
costumbre personal establecida por conveniencia y que no permite modificación,
es decir, es inflexible; por ejemplo, colgar la bata en la percha antes de
salir de clase.
-
EL HÁBITO es un
mecanismo estable que crea destrezas y que además podemos usar para distintas
situaciones: por ejemplo, abrocharse. Según Antonia Fernández
Gutiérrez “Son costumbres, actitudes, formas de conducta o compartimientos que conllevan pautas de conducta
y aprendizajes.
El hábito bien adquirido y usado nos permite hacer
frente a los acontecimientos cotidianos”
- Los hábitos y las rutinas aportan un mecanismo
importantísimo de constancia y regularidad y, por eso son fundamentales tanto
para la vida familiar como la escolar.
Con frecuencia los escolares tienden a
ser desordenados, pierden las cosas. Es necesario definir con ellos lugares
específicos para guardar la ropa, los zapatos, los juguetes, los útiles
escolares. Puede ser en un armario, o en cajas marcadas, o aun en el suelo,
pero cada cosa en un lugar y un lugar para
cada cosa. Hay que enseñarles a devolver a su lugar los objetos después
de utilizarlos, así los volverán a encontrar fácilmente.
Arreglar el cuarto de los niños o encontrarles todo
lo que pierden puede evitar desavenencias, pero no ayuda a formarlos como seres
autónomos; los vuelve dependientes, acostumbrándolos a que otros respondan por
sus obligaciones. Está bien ayudarlos, pero ello debe aprender progresivamente
a ordenar sus cosas solos.
Se han ido perdiendo en la
agitada vida moderna. Saludar, agradecer, ser puntual, ceder el paso a los
ancianos, escuchar con interés, contestar cortésmente, esperar el turno, no
interrumpir a los demás, ayudar a cargar, ceder el asiento, etcétera, son
hábitos que los niños deben aprender en la edad escolar. Esto les desarrolla
habilidades sociales, permite que sean mejor aceptados en su comunidad y los
hace mejores ciudadanos. Si los adultos son corteses con ellos, aprenderán a
serlo ellos también.
HÁBITOS DE HIGIENE
El baño corporal frecuente, de ser posible
diario; lavarse las manos antes de cualquier comida o después de ir al baño;
cepillarse los dientes después de cada comida y usar la seda dental. Los niños
deben aprender a hacer su higiene personal solos, no como un obligación, sino
como algo fundamental para su salud; ocasionalmente es bueno recordarles que
limpien mejor sus orejas, cuello, axilas, genitales, codos y rodillas. También
deben aprender el hábito de ahorrar agua y usar adecuadamente los elementos de
aseo.
EJERCICIO
Los escolares necesitan para su
desarrollo integral hacer ejercicio todos
los días. El deporte es una muy buena oportunidad para ello, pues desarrolla
sus capacidades de movimiento, equilibrio y coordinación; permitiéndoles además
compartir sanamente con amigos, al tiempo que se desarrollan hábitos de orden y
cortesía. Practicando un deporte se aprende la importancia de respetar las
normas y trabajar en grupo. Es necesario facilitarles oportunidades, espacios y
elementos para la práctica de la actividad física. El ejercicio y el deporte en
familia son una de las formas más agradables de enseñar y dar afecto.
ESCUCHAR
MÚSICA Y LEER
Son dos hábitos que se aprenden. No se
puede pretender que si en casa nadie lee ni escucha música, los niños adquieran
el gusto por estas actividades. Si estos hábitos se aprenden como una
obligación, no como actividades enriquecedoras y agradables, los niños las
abandonarán en cuanto puedan. Si por el contrario se aprenden como hábitos que
producen satisfacción y alegría, enriquecen el espíritu y permiten el libre
viaje de la imaginación, persistirán para siempre. Leer y escuchar música son
actividades que fortalecen la unidad familiar y permiten apropiarse de la
cultura.
HÁBITOS DE ESTUDIO
Si bien los niños son curiosos y
quieren siempre aprender cosas nuevas, la mayoría necesitan un apoyo en su
aprendizaje; por ello es muy importante crear hábitos
de estudio, lo cual se hace como con los otros hábitos: en horas
determinadas, en el mismo lugar y con los materiales apropiados; lo que se
espera lograr es que sean rutinas que se hacen automáticamente.
Es necesario acordar horarios, dejando tiempo
suficiente para jugar, verse con los amigos o ver televisión. El sitio para
estudiar debe ser un lugar tranquilo, silencioso, libre de estímulos externos
como el televisor o la radio, con buena luz, con suficiente espacio y con todos
los materiales necesarios al alcance. Es aconsejable tener un escritorio o mesa
de trabajo ordenada, así como una biblioteca pequeña pero suficiente.
Demostrarles interés en sus trabajos y alentarlos
en su realización es básico para mantener su entusiasmo y deseo de aprendizaje.
Es necesario enseñarles a terminar lo que empiezan y a hacer su trabajo lo
mejor posible. Así mismo, es recomendable que los niños lleven un cuaderno
organizado donde estén anotadas las tareas asignadas. Los deberes cumplidos
deben organizarse adecuadamente en el maletín escolar para evitar pérdidas o
daños que pueden crear dificultades y desestimular el hábito de estudio. Los
adultos pueden acompañar a los niños, leyendo o haciendo sus propias tareas,
mientras ellos estudian: así les dan ejemplo.
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